Campeonato del Mundo de Carreras de Galgos en Mont de Marsan, 1-2 de septiembre 2012
Un campeonato mundial con algunas dificultades leves
Los gastos de carburante, de peaje y el nuevo reglamento reducen el número de participantes
en Mont-de-Marsan.
© Marina Franz
El sur de Francia convocó, pero el número de participantes no fue muy alto. Concretamente,
había registrados 260 galgos procedentes de 13 países diferentes para participar
en el Campeonato Mundial que se celebraba el 1 y 2 de septiembre en Mont-de-Marsan,
muchos menos que en los campeonatos celebrados en ese mismo emplazamiento en los
años 2000 (Campeonato Mundial) y 2005 (Campeonato Europeo). Con todo, el número
definitivo de los participantes era mucho menor, ya que muchos se retiraron debido
a las dificultades de este largo viaje.
Como compensación, el tiempo fue excelente. Durante los dos días, el sol se asomó
desde un cielo azul completamente despejado, acompañado por un fuerte viento del
noreste y registrando temperaturas de entre 22 y 25 grados. Muy diferente a lo que
ocurrió hace siete años durante la competición de Mont-de-Marsan, cuando el mercurio
se situó muy por encima de los 30 grados, llegando a superar los 35 grados el sábado
en el que se celebraron las carreras finales.
© Marina Franz
Pero vayamos por orden. Al planificar el viaje al Campeonato Mundial en el sur de
Francia, algunos de los participantes en el campeonato mundial decidieron aprovechar
este costoso viaje para pasar unos días de vacaciones en la costa atlántica, los
Pirineos o en algún lugar de esta zona vinícola, para pasar unos días de relax,
y disfrutar de la comida y bebida típica del país. Los gastos de viaje a Francia
han subido como la espuma. Así, la guía Michelin indica que la distancia que debe
recorrer un turismo y una caravana desde Kassel, Alemania, a Mont-de-Marsan es de
1432 kilómetros, con unos gastos directos de 271 euros: 150 euros para la gasolina
y 121 euros para pagar el peaje de las autopistas francesas. Y ello solamente para
el viaje de ida, sin hacer descansos y sin beber ni comer. Teniendo en cuenta estos
precios tan desorbitados, también el autor de estas líneas, que viajó el miércoles
y jueves previos a la celebración de la competición con su mujer y unos amigos desde
el territorio del Sarre en dirección sur, se decidió por la opción vacacional. Se
habían fijado dos etapas para el viaje de ida, con pernoctación en un camping en
Gien en la ribera del Loira.
© Marina Franz
La segunda etapa, que debía discurrir a través de Vierzon, Limoges, Perigueux y
Bergerac fue algo más accidentada que el primer día, a pesar de que incluía un tramo
de 200 kilómetros de autopista de acceso gratuito. Sin embargo, hacia las 8 de la
tarde, ya habíamos superado también esta prueba y nos pudimos dedicar a la vida
en el campamento, que albergaba unas parcelas excesivamente pequeñas para algún
que otro vehículo con caravana. No obstante, los responsables se mostraron complacientes.
Nos dijeron que podíamos alojar dos caravanas en tres parcelas, y que así tendríamos
espacio suficiente. Dicho y hecho. El temor de que el campo de rugby que se había
elegido para albergar a todos los participantes no fuera suficiente resultó ser
infundado. Incluso el sábado, cuando ya habían llegado los propietarios de los galgos
para participar el domingo en el inicio de la competición, todavía quedaba espacio
entre las caravanas.
Se suponía, pues, que se cumplían todos los requisitos para el éxito del campeonato
en Mont-de-Marsan. Sin embargo, ¡ay!, se produjeron una serie de errores y fallos
que, en realidad, no deberían producirse en un campeonato. Empezó con el control
veterinario el viernes por la tarde, en el que únicamente se repartieron los premios
de participación y se comprobaron los números de los chips indicados o, en su defecto,
los de los tatuajes. Asimismo, se comprobó el celo en las hembras. Sin embargo,
la esperanza de que un veterinario comprobara el estado del animal al menos antes
de la carrera, se vio truncada. Y, hasta la celebración de la carrera final, fue
esta falta de presencia veterinaria la que caracterizó todo el evento.
Sin embargo, fue otra cuestión la que causó todavía más malestar entre los participantes.
Aunque los tiempos obtenidos en las carreras previas eran decisivos para la clasificación
en las semifinales, no indicaron ni un solo tiempo previo a través de megafonía.
Solamente los jefes de equipo recibieron una hoja con los datos de las diferentes
razas, por lo que los participantes se enteraban del tiempo realizado por los respectivos
perros con un retraso de una hora o más.
© Marina Franz
La ejecución y el ambiente de este campeonato se podrían calificar como «sencillos».
En la celebración de apertura el viernes por la noche, se organizó un desfile de
los jefes de equipo portando las banderas de los países participantes, así como
unas breves alocuciones, con ocasión de las cuales, Martin Haas, Presidente de la
Comisión de la FCI para Carreras de Galgos, expresaba su agradecimiento a los ayudantes
por su trabajo. Según el Sr Haas, era la tercera vez que volvía al Sur de Francia
y dijo «Siempre vuelvo con gusto». Aunque hubiera sido mucho mejor que hubieran
ofrecido además algo más familiar como, por ejemplo, los socios de la asociación
de rugby local, que en 2005 amenizaron la velada con su música y su stand de bebidas,
dándole al ambiente un toque francés y rústico.
© Marina Franz
Pero volvamos al campeonato. Por primera vez en un campeonato mundial, no se celebraron
carreras amistosas, aquellas en las que participaban los candidatos a las listas
de participantes en los campeonatos mundiales, que en ocasiones anteriores habían
provocado retrasos de importancia. En esta ocasión, cada país tenía la posibilidad
de participar con doce perros por raza y sexo, en lugar de los seis que se permitían
hasta la fecha. Sin embargo, únicamente los Whippets de franceses (dos ocasiones)
y belgas (una ocasión) agotaron esta posibilidad. El día estaba planificado de tal
forma, que el sábado corrieron las grandes razas como los Lebreles Afganos, Azawakhs,
Borzois, Galgos, Greyhounds y Lebreles Húngaros, así como los Perros del Faraón
y Salukis. Para el domingo estaban previstas las carreras de los Galgos Italianos
y los Whippets, lo cual hacía innecesario el cambio de los boxes de salida entre
las diferentes razas.
Sábado, 01.09.2012
Domingo, 02.09.2012
El resumen de Martin Haas, Presidente de la Comisión, de este evento fue ambivalente:
«A pesar de los problemas surgidos, podemos estar satisfechos con este campeonato.
Sin embargo, también debemos alegrarnos de que el número de inscripciones no superara
las 400.» Tampoco el Sr Haas se mostró satisfecho con el hecho de que los datos
de las carreras previas no se comunicaran simultáneamente por megafonía: «Cuando
se compite por tiempos, es necesario conocer los registros». Sin embargo, Haas considera
que este elemento no es imprescindible en las semifinales: «Todos han podido ver
si un perro ha quedado segundo o tercero». En su alocución, defendió además el nuevo
reglamento, que establece que una carrera previa por tiempos decidirá sobre la participación
en la semifinal y que la clasificación decidirá la composición de la carrera final.
Esto permite acercar a los animales a la algarabía que se forma en los campos de
seis pistas, algo a lo que la mayoría se tiene que acostumbrar. Martin Haas comenta
en este sentido: «Los perros tienen que aprender a correr desde el principio en
pistas amplias, si es que quieren ganar algo».
También le llamó la atención el hecho de que el sábado, durante la ceremonia de
entrega de premios, no se pudiera localizar el himno nacional de Hungría, por lo
que se hizo un silencio embarazoso de cinco minutos, antes de que, finalmente, sonara
el himno húngaro.
© Marina Franz
Por lo demás, el Sr Haas fue muy generoso en su reconocimiento del organizador del
evento: «El tono era inmensamente amable, incluso frente a los oficiales. Nunca
hubo una mala palabra.» Recalcó la necesidad de introducir correcciones: los jefes
de equipo trabajaron siempre muy a gusto; los errores que se constataban se iban
solventando. Al margen de las competiciones de galgos, también se debatió el futuro
de los grandes eventos como los campeonatos europeos o mundiales. Incluso después
del fracaso del campeonato de caza con perros en Hungría. Es decir, ¿cuál es el
futuro de los campeonatos mundiales y europeos de carreras de galgos? Esta pregunta
se planteó con frecuencia. Confiar la organización de estos eventos sólo a Holanda,
Bélgica o Alemania no sería una solución, porque debe prevalecer el derecho a estar
presente de manera uniforme en los países miembros.
© Marina Franz
Hay que tener en cuenta que los problemas van a ser mayores – con la dirección,
como ocurrió el verano pasado en Oirschott (NL) o con los secretariados, como este
año en Hungría o en Francia. A pesar de todo, Haas se muestra confiado: «Todavía
existen asociaciones que pueden hacerse cargo de estos eventos.» Esta afirmación
deberá confirmarse el año que viene en el Campeonato Europeo que se celebrará en
Versoix en el Lago de Ginebra. Y también el viaje al siguiente campeonato en Tampere
(FI), porque la arena no va a atraer precisamente a los participantes, debido a
que los gastos de viaje y del ferry serán todavía más altos que la gasolina y el
peaje a Mont-de-Marsan.
El autor de estas líneas, acompañado por su mujer y unos amigos del Sarre y Suiza,
intentó encontrar consuelo en la zona vinícola del Ródano. En el restaurante Dolium
en Beaumes-de-Venise. Allí nos sirvieron rollos de carne de ave rellenos de foie
gras, acompañados de higos de la región; después, muslos de cerdo en miel de jengibre
sobre espelta y, para finalizar, higos calientes sobre hojaldre con un sorbete de
limón y azafrán. Todo ello regado con un vino intenso y maduro de Gigondas. En ese
momento, los problemas en las competiciones de perros galgos se me antojaban muy
pequeños.
Gerhard Franz
© Marina Franz