¡Lo han hecho! Quién hubiera imaginado tal éxito para la exposición 2012 de la Sección Europa de la FCI en Bucarest. Víctima de una auténtica campaña de denigración en las redes sociales (qué poder y qué fuerza, tan positiva y, algunas veces, tan nefasta), la Asociatia Chinologica Romana (AchR) ha podido mantener la cabeza fría, aceptar el desafío y atraer a más de 6.000 perros a la capital rumana. La AChR ha utilizado la campaña contra ella como una herramienta promocional para su manifestación, y lo menos que se puede decir es que lo ha logrado. Enhorabuena a todo el equipo rumano, brillantemente dirigido por C. Stefanescu y P. Muntean.

Por desgracia, recientemente nos han dejado tres personalidades del mundo canino, y la FCI ha querido rendirles homenaje en estas páginas...

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Yves De Clercq
Director Ejecutivo de la FCI
Campeonato del Mundo de Carreras de Galgos en Mont de Marsan, 1-2 de septiembre 2012

Un campeonato mundial con algunas dificultades leves


Los gastos de carburante, de peaje y el nuevo reglamento reducen el número de participantes en Mont-de-Marsan.

© Marina Franz

El sur de Francia convocó, pero el número de participantes no fue muy alto. Concretamente, había registrados 260 galgos procedentes de 13 países diferentes para participar en el Campeonato Mundial que se celebraba el 1 y 2 de septiembre en Mont-de-Marsan, muchos menos que en los campeonatos celebrados en ese mismo emplazamiento en los años 2000 (Campeonato Mundial) y 2005 (Campeonato Europeo). Con todo, el número definitivo de los participantes era mucho menor, ya que muchos se retiraron debido a las dificultades de este largo viaje.
Como compensación, el tiempo fue excelente. Durante los dos días, el sol se asomó desde un cielo azul completamente despejado, acompañado por un fuerte viento del noreste y registrando temperaturas de entre 22 y 25 grados. Muy diferente a lo que ocurrió hace siete años durante la competición de Mont-de-Marsan, cuando el mercurio se situó muy por encima de los 30 grados, llegando a superar los 35 grados el sábado en el que se celebraron las carreras finales.

© Marina Franz

Pero vayamos por orden. Al planificar el viaje al Campeonato Mundial en el sur de Francia, algunos de los participantes en el campeonato mundial decidieron aprovechar este costoso viaje para pasar unos días de vacaciones en la costa atlántica, los Pirineos o en algún lugar de esta zona vinícola, para pasar unos días de relax, y disfrutar de la comida y bebida típica del país. Los gastos de viaje a Francia han subido como la espuma. Así, la guía Michelin indica que la distancia que debe recorrer un turismo y una caravana desde Kassel, Alemania, a Mont-de-Marsan es de 1432 kilómetros, con unos gastos directos de 271 euros: 150 euros para la gasolina y 121 euros para pagar el peaje de las autopistas francesas. Y ello solamente para el viaje de ida, sin hacer descansos y sin beber ni comer. Teniendo en cuenta estos precios tan desorbitados, también el autor de estas líneas, que viajó el miércoles y jueves previos a la celebración de la competición con su mujer y unos amigos desde el territorio del Sarre en dirección sur, se decidió por la opción vacacional. Se habían fijado dos etapas para el viaje de ida, con pernoctación en un camping en Gien en la ribera del Loira.

© Marina Franz
La segunda etapa, que debía discurrir a través de Vierzon, Limoges, Perigueux y Bergerac fue algo más accidentada que el primer día, a pesar de que incluía un tramo de 200 kilómetros de autopista de acceso gratuito. Sin embargo, hacia las 8 de la tarde, ya habíamos superado también esta prueba y nos pudimos dedicar a la vida en el campamento, que albergaba unas parcelas excesivamente pequeñas para algún que otro vehículo con caravana. No obstante, los responsables se mostraron complacientes. Nos dijeron que podíamos alojar dos caravanas en tres parcelas, y que así tendríamos espacio suficiente. Dicho y hecho. El temor de que el campo de rugby que se había elegido para albergar a todos los participantes no fuera suficiente resultó ser infundado. Incluso el sábado, cuando ya habían llegado los propietarios de los galgos para participar el domingo en el inicio de la competición, todavía quedaba espacio entre las caravanas.
Se suponía, pues, que se cumplían todos los requisitos para el éxito del campeonato en Mont-de-Marsan. Sin embargo, ¡ay!, se produjeron una serie de errores y fallos que, en realidad, no deberían producirse en un campeonato. Empezó con el control veterinario el viernes por la tarde, en el que únicamente se repartieron los premios de participación y se comprobaron los números de los chips indicados o, en su defecto, los de los tatuajes. Asimismo, se comprobó el celo en las hembras. Sin embargo, la esperanza de que un veterinario comprobara el estado del animal al menos antes de la carrera, se vio truncada. Y, hasta la celebración de la carrera final, fue esta falta de presencia veterinaria la que caracterizó todo el evento.
Sin embargo, fue otra cuestión la que causó todavía más malestar entre los participantes. Aunque los tiempos obtenidos en las carreras previas eran decisivos para la clasificación en las semifinales, no indicaron ni un solo tiempo previo a través de megafonía. Solamente los jefes de equipo recibieron una hoja con los datos de las diferentes razas, por lo que los participantes se enteraban del tiempo realizado por los respectivos perros con un retraso de una hora o más.

© Marina Franz

La ejecución y el ambiente de este campeonato se podrían calificar como «sencillos». En la celebración de apertura el viernes por la noche, se organizó un desfile de los jefes de equipo portando las banderas de los países participantes, así como unas breves alocuciones, con ocasión de las cuales, Martin Haas, Presidente de la Comisión de la FCI para Carreras de Galgos, expresaba su agradecimiento a los ayudantes por su trabajo. Según el Sr Haas, era la tercera vez que volvía al Sur de Francia y dijo «Siempre vuelvo con gusto». Aunque hubiera sido mucho mejor que hubieran ofrecido además algo más familiar como, por ejemplo, los socios de la asociación de rugby local, que en 2005 amenizaron la velada con su música y su stand de bebidas, dándole al ambiente un toque francés y rústico.

© Marina Franz

Pero volvamos al campeonato. Por primera vez en un campeonato mundial, no se celebraron carreras amistosas, aquellas en las que participaban los candidatos a las listas de participantes en los campeonatos mundiales, que en ocasiones anteriores habían provocado retrasos de importancia. En esta ocasión, cada país tenía la posibilidad de participar con doce perros por raza y sexo, en lugar de los seis que se permitían hasta la fecha. Sin embargo, únicamente los Whippets de franceses (dos ocasiones) y belgas (una ocasión) agotaron esta posibilidad. El día estaba planificado de tal forma, que el sábado corrieron las grandes razas como los Lebreles Afganos, Azawakhs, Borzois, Galgos, Greyhounds y Lebreles Húngaros, así como los Perros del Faraón y Salukis. Para el domingo estaban previstas las carreras de los Galgos Italianos y los Whippets, lo cual hacía innecesario el cambio de los boxes de salida entre las diferentes razas.

Sábado, 01.09.2012



Domingo, 02.09.2012

El resumen de Martin Haas, Presidente de la Comisión, de este evento fue ambivalente: «A pesar de los problemas surgidos, podemos estar satisfechos con este campeonato. Sin embargo, también debemos alegrarnos de que el número de inscripciones no superara las 400.» Tampoco el Sr Haas se mostró satisfecho con el hecho de que los datos de las carreras previas no se comunicaran simultáneamente por megafonía: «Cuando se compite por tiempos, es necesario conocer los registros». Sin embargo, Haas considera que este elemento no es imprescindible en las semifinales: «Todos han podido ver si un perro ha quedado segundo o tercero». En su alocución, defendió además el nuevo reglamento, que establece que una carrera previa por tiempos decidirá sobre la participación en la semifinal y que la clasificación decidirá la composición de la carrera final. Esto permite acercar a los animales a la algarabía que se forma en los campos de seis pistas, algo a lo que la mayoría se tiene que acostumbrar. Martin Haas comenta en este sentido: «Los perros tienen que aprender a correr desde el principio en pistas amplias, si es que quieren ganar algo».
También le llamó la atención el hecho de que el sábado, durante la ceremonia de entrega de premios, no se pudiera localizar el himno nacional de Hungría, por lo que se hizo un silencio embarazoso de cinco minutos, antes de que, finalmente, sonara el himno húngaro.

© Marina Franz
Por lo demás, el Sr Haas fue muy generoso en su reconocimiento del organizador del evento: «El tono era inmensamente amable, incluso frente a los oficiales. Nunca hubo una mala palabra.» Recalcó la necesidad de introducir correcciones: los jefes de equipo trabajaron siempre muy a gusto; los errores que se constataban se iban solventando. Al margen de las competiciones de galgos, también se debatió el futuro de los grandes eventos como los campeonatos europeos o mundiales. Incluso después del fracaso del campeonato de caza con perros en Hungría. Es decir, ¿cuál es el futuro de los campeonatos mundiales y europeos de carreras de galgos? Esta pregunta se planteó con frecuencia. Confiar la organización de estos eventos sólo a Holanda, Bélgica o Alemania no sería una solución, porque debe prevalecer el derecho a estar presente de manera uniforme en los países miembros.
© Marina Franz
Hay que tener en cuenta que los problemas van a ser mayores – con la dirección, como ocurrió el verano pasado en Oirschott (NL) o con los secretariados, como este año en Hungría o en Francia. A pesar de todo, Haas se muestra confiado: «Todavía existen asociaciones que pueden hacerse cargo de estos eventos.» Esta afirmación deberá confirmarse el año que viene en el Campeonato Europeo que se celebrará en Versoix en el Lago de Ginebra. Y también el viaje al siguiente campeonato en Tampere (FI), porque la arena no va a atraer precisamente a los participantes, debido a que los gastos de viaje y del ferry serán todavía más altos que la gasolina y el peaje a Mont-de-Marsan.
El autor de estas líneas, acompañado por su mujer y unos amigos del Sarre y Suiza, intentó encontrar consuelo en la zona vinícola del Ródano. En el restaurante Dolium en Beaumes-de-Venise. Allí nos sirvieron rollos de carne de ave rellenos de foie gras, acompañados de higos de la región; después, muslos de cerdo en miel de jengibre sobre espelta y, para finalizar, higos calientes sobre hojaldre con un sorbete de limón y azafrán. Todo ello regado con un vino intenso y maduro de Gigondas. En ese momento, los problemas en las competiciones de perros galgos se me antojaban muy pequeños.

Gerhard Franz

© Marina Franz